El periodista es un cronista de la historia de cada día, y eso pone en sus manos una enorme responsabilidad, que no puede ser desvirtuada por una simpatía ideológica determinada. Los periodistas "formamos opinión", pero eso no nos da derecho a formar "nuestra opinión" en los demás. No es ético.
El periodismo es un hermoso oficio, con grandes satisfacciones para quienes lo ejercen con amor y responsabilidad. El camino del éxito y el dinero es muy fácil en la profesión, pero siempre debe primar el interés por la verdad. Es un bien supremo que se ha perdido en los últimos años.
Aquellos que no tienen muy claro lo que buscan, pueden confundirse trabajando como hombres de prensa. Y es que la ecuación es sencilla: si uno es honesto, le depara un camino de aprietes, cartas documento y querellas. En cambio, si uno se "vende" o alquila, según la ocasión, el camino es el de los grandes medios, el dinero en importantes dosis y el aval de algunos políticos de primera y segunda línea.
Obviamente, nosotros vivimos en el marco de la primera opción: con aprietes, seguimientos y amenazas, pero con la enorme satisfacción de saber que la información que brindamos está cubierta por la capa de honestidad que debe poseer toda comunicación periodística. Y esta es una cualidad principal que todo comunicador debe tener, fijarse siempre y teniendo la fuerza para no caer en ello. Personalmente, los mensajes que me envían diciendo que les gusta como escribo, o el tema que toqué es mi mayor retribución, no hay duda.
Nuestra obligación es "marcar el camino" a futuro, para tratar de lograr que el periodismo vuelva a ser lo que era hace no mucho tiempo: un fiscal de los actos de corrupción contra el pueblo.
También se debe contar con un estómago resistente. Para mí es una de las condiciones más difíciles de cumplir. Pero si no hay nadie allí para contarlo, el olvido y la invisibilidad son el fracaso del periodismo.
No es fácil, es muy complicado para un periodista no tomar partido sobre ciertos temas, pero es una obligación mantenerse al margen a la hora de informar. Debe priorizar el interés de sus lectores por sobre su pensamiento personal, pensar y analizar son cualidades indispensables.
Ser valiente: lo habitual sería pensar que el valor sólo se necesita en países peligrosos o zonas de conflicto. Pero el valor hay que demostrarlo cada día.
Cualquiera que sea la situación, es muy importante tener en cuenta algunos aspectos en nuestra preparación profesional:
• Debemos estar familiarizados con la estructura del Estado y conocer la naturaleza jurídica de las diversas entidades del gobierno nacional, provincial o regional, así como la jerarquía de los actos de la administración (resoluciones, decretos, ordenanzas, etc.)
• Debemos tener un conocimiento general de las normas que regulan los conflictos de intereses de los empleados públicos; los impedimentos legales, incompatibles e inhabilidades para ejercer sus cargos y para contratar con el Estado. Familiarizarnos con el marco legal del tema que estemos trabajando.
• Debemos tener conocimiento de los acontecimientos históricos de los grandes escándalos de corrupción que han sacudido al país y creo que esta es una de las cosas más fundamentales, ya que al no conocer a profundidad estos temas y querer opinar sobre ellos estaríamos pecando de ignorantes y posiblemente arrogantes.
• Es muy importante también tener idea de la legislación penal, especialmente en lo que se refiere a delitos contra la administración pública tales como peculado, cohecho (soborno), prevaricato, abuso de autoridad, tráfico de influencias y enriquecimiento ilícito. Es indispensable, además, conocer las normas sobre el trafico de drogas y lavado de dinero ya que en nuestro país son cosas que día a día están latentes y funcionando.
• Debemos tener idea general de cómo funciona la economía de Guatemala.
• Debemos dominar las normas de derecho de acceso a documentos públicos y estar al día en la jurisprudencia y en los conceptos relacionados con el tema.
• Debemos saber cómo funciona el Congreso, el trámite de las leyes. Pero más allá de los conocimientos, el periodista debe tener una firme convicción de lo que es justo y honesto. Tan firme como la capacidad para indignarse por las cosas que no funcionan y que se aceptan con resignación por el resto de la gente como parte de su vida, algo típico que se da en Guatemala. Debemos ser profesionales. El periodista debe tener la suficiente madurez para suspender sus averiguaciones cuando los documentos o testimonios no justifican la publicación.
• Debemos aprender a escuchar y a poneros en el mismo lugar de quienes aparecen comprometidos en nuestras denuncias. Pero sobre todo debe tener el coraje para amar, respetar y defender la profesión más bella del mundo, el periodismo.

Como siempre, gracias. Por siempre estar presente con nosotros y ayudarnos en más de lo que puede.
ResponderEliminarLa aprecio bastante y recuerde que acá siempre tendrá a mucha gente que la quiere y la apoya.
Muy bonitas letras, felicidades María.
Feliz día María, tarde pero mejor que nunca.
ResponderEliminary qué pasó que no has escrito más?
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